domingo, 7 de diciembre de 2008

El hidrógeno también pincha

Bush y Schwarzenegger creyeron en una economía sin petróleo basada en el átomo más abundante - Pero tratarlo no era limpio ni barato - Los proyectos se abandonan


Hay serios motivos para considerar el hidrógeno como una apuesta fallida:
1. Las investigaciones sobre el motor de hidrógeno requieren mucho dinero.

2. La producción masiva a corto plazo de coches de hidrógeno no es viable, según algunas empresas.

3. Resulta problemático a la hora de su almacenamiento.

4. Produce efecto invernadero.

5. La gasolina no hay que fabricarla y el hidrógeno sí, pero además hay un pequeño inconveniente, no hay prácticamente hidrógeno libre (H2); lo que existe es, precisamente, agua (H2O). Y, claro, si hay que gastar energía en romper la molécula de agua para sacarle el hidrógeno, ya no compensan los beneficios del uso del hidrógeno como combustible.

6. El hidrógeno tiene que ser producido, transportado, almacenado, transferido al coche, almacenado de nuevo e inyectado en la célula de combustible, y todos esos pasos requieren una energía que no se recupera. Una economía del hidrógeno sólo tendría sentido si el gas se produjera a partir de energías renovables, pero incluso esa opción es insostenible. Sólo del 20% al 25% de la energía utilizada como fuente para sintetizar hidrógeno a partir de compuestos naturales puede recuperarse después para su uso final en células de combustible.

7. Todas esas pérdidas de energía serían cargadas al consumidor, el hidrógeno cuadruplicaría el precio de la energía eléctrica en régimen de libre mercado. Visto lo cual, "¿Quién querrá conducir un coche de hidrógeno?"

La mayor parte de los inconvenientes del hidrógeno no se resolverán nunca, porque no se derivan de una deficiente tecnología actual, sino de sus mismas propiedades físicas. El hidrógeno tiene una densidad de energía muy baja. Incluso cuando se le comprime hasta el estado líquido, un litro de hidrógeno aún tiene 3,5 veces menos energía que un litro de gasolina.

Tal vez por eso, los dos gigantes del sector del automóvil, General Motors y Toyota se centran ahora en las pilas de los teléfonos móviles. Las nuevas baterías de ión de litio, desarrolladas inicialmente para mejorar los teléfonos móviles, permiten plantearse coches a pilas con una autonomía de 500 kilómetros. ¿Aciertan esta vez? ¿Es ésa la opción de futuro?

De momento los coches puramente eléctricos tienen el problema del tamaño de la batería. Además, las baterías de litio son explosivas.
Las baterías de ión de litio de los coches, se podrán recargar sin más que enchufarlas a la red. Pero esto no es tan inofensivo como puede parecer. Si el 50% de la flota de Madrid, por poner un caso, fuera eléctrica, la red se vendría abajo por la noche, cuando los coches estuvieran cargando.

La petrolera BP ha desviado su atención del hidrógeno a los biocombustibles. ¿Pueden ir por ahí los tiros? Tampoco. "Los biocombustibles no son la solución", dice el ingeniero. "Las plantas absorben dióxido de carbono, es cierto, pero el coche lo emite luego en la ciudad". La desviación de grandes superficies de cultivo a la producción de combustible plantea también otros problemas relacionados con la biodiversidad y con el principal objetivo de la agricultura: la alimentación de las personas y el ganado.

Parece que la solucuón inmediata es la hibridación: una batería de ión de litio y otro tipo de motor (gasolina, hidrógeno, solar) que ahorre espacio y añada potencia en carretera. Actualmente se está desarrollando un trihíbrido que lleva un motor eléctrico, una pila de hidrógeno y varias placas solares.

Fuentes: El País 12/08/2008 y 29/10/2008
IES Miguel Catalán, 2ºC

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